El cambio es lo único constante en la vida. Solo tenemos que mirar a la naturaleza. Cada día, la oscuridad da paso a la luz, la marea sube y baja, la lluvia cesa para dar paso a los rayos del sol. Es un ciclo inevitable, que no se detiene.
Yo solía decir que los cambios no me gustaban. Buscaba la seguridad de una vida estable, sin sobresaltos, sin baches…Ya ves, yo, que no soportaba el cambio, ahora me dedico a impulsarlo en mi vida y en la de los demás… Y es que me di cuenta de que me gustase o no me gustase, la vida cambia.
Y como la mayoría, sufría por no ser capaz de adaptarme a esos procesos naturales de la vida. Hasta que me di cuenta de que el gran reto está en aceptarlos, entenderlos como lo que es, un proceso y, sobre todo, en aprender a vivir esos cambios sin que eso afecte a nuestra actitud.
Y es que, como decía Jim Rohn, nuestra vida es un ciclo en el que se suceden distintas etapas. Es lo que él llama las estaciones de la vida. Y, al igual que cambian las estaciones a lo largo de un año, inevitablemente nuestra vida va a cambiar: habrá momentos de luces y momentos de sombras, momentos de frío y calor…
Y de lo que se trata no es de acelerar o saltarse etapas, sino de saber qué hacer en cada una de estas estaciones para sacar un mayor provecho a nuestra cosecha.
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Las estaciones de la vida
Hace casi un año descubrí de mano de Alfio Bardolla este libro de Jim Rohn, llamado “Las estaciones de la vida”. En él Jim Rohn utiliza las estaciones como una metáfora para describir los distintos momentos o etapas en la vida que atravesamos todas las personas.
Si me sigues hace tiempo ya sabes que a menudo me fijo en los procesos naturales, tratando de afrontar ciertos desafíos y, sobre todo, tratando de comprender cómo y por qué suceden las cosas. Por eso, este planteamiento de Jim Rohn me encantó.
La naturaleza nos habla, nos da señales, solo hay que pararse y verlas porque están ahí delante de nosotros. Y es que no debemos olvidarnos que también formamos parte de este proceso.
El lenguaje de la naturaleza es muy claro, pero hemos dejado de escuchar sus mensajes.
Los agricultores que viven de la tierra sí lo hacen, sí siguen los procesos de la naturaleza. Ellos saben que cada estación requiere un comportamiento determinado para sacar adelante la cosecha. Y es que lo que hagamos en una estación determinará el éxito o el fracaso en la siguiente.
A menudo no entendemos este proceso aplicado a nuestra vida. Nos desesperamos durante el invierno, tratamos de apresurar este invierno o incluso evitarlo para pasar directamente a la primavera. Y de ahí queremos saltar al otoño para recoger la cosecha, sin preocuparnos por ella durante todo el verano.
Y así jamás vamos a tener una buena cosecha. Porque todos, absolutamente todos vamos a tener que pasar por las 4 estaciones. Y de cómo nos comportemos en cada una de ellas va a depender el resultado que llegue a nuestra vida. Es decir, así será la cosecha que vamos a recoger año tras año.
Este año prácticamente acaba de empezar. He pensado que la sucesión de las cuatro estaciones podía servirnos como fuente de inspiración para tratar de afrontar los pasos necesarios para alcanzar la vida que queremos.
¿Cuál debe ser nuestro comportamiento en cada una de estas estaciones para alcanzar nuestros objetivos en la vida?
INVIERNO, la etapa de los tiempos difíciles.
El invierno sería la etapa de los tiempos difíciles. El invierno es ese momento de nuestra vida en el que las cosas salen mal.
Lo primero que debemos aceptar y comprender es que el invierno siempre va a llegar a nuestra vida.
Y no hablo solo del invierno del frío y de la lluvia, sino el invierno entendido como una etapa de los momentos difíciles.
Puede ser un invierno económico, en el que nuestras deudas nos agobian o nos fallan las fuentes de ingresos, en la que la competencia nos oprime o las ventas no van como nos gustarían. Puede ser un invierno del corazón, en el que te sientes solo, en el que te fallan tus amigos o te deja tu pareja, un invierno que afecta a tu salud o un invierno del trabajo.
Y es importante entender que el invierno siempre va a llegar a nuestra vida. Y puede llegar en cualquier momento y de muchas maneras.
De lo que se trata no es de evitarlo, porque no podemos, sino de aprender a lidiar con esos momentos difíciles y, sobre todo, de sacar el mayor provecho.
El invierno es el momento de planificar, de formarnos, de prepararnos, de hacernos más fuertes. La actitud que tengamos durante el invierno va a determinar cómo será nuestra primavera. El invierno es el momento de la disciplina, de seguir, de confiar, de centrarse en las soluciones y no en los problemas que se presentan.
El invierno es un momento de recogimiento, de introspección. El invierno es el momento de entender por qué hemos llegado a ese punto en nuestra vida , de analizar y de encontrar las causas en nosotros mismos y no en el exterior.
A menudo, tendemos a culpar a otros por una vida de invierno: al gobierno, a nuestra pareja, a la crisis, a nuestro jefe… Este es uno de los motivos por los que la mayoría de las personas cosechan un resultado mediocre. Porque no buscan las causas en sí mismos.
Para cambiar nuestros resultados somos nosotros los que debemos cambiar. Pensar y hablar en lo injusta que es la vida, en cómo deberían ser las cosas no va a cambiar nuestra vida. Solo nuestras acciones y un cambio de actitud y hábitos puede obrar el milagro de que nuestra vida cambie.
El invierno debe encontrarte planificando la llegada de la primavera, preparándote para cuando esa oportunidad aparezca y no lamentándote de los errores del pasado, de tu mala suerte o del tiempo perdido.
El invierno debe ser tiempo de confianza, de apreciar las lecciones del pasado, de agradecer, de rodearnos de las personas adecuadas, de construir un entorno adecuado, de propiciar el progreso, de crear hábitos que nos ayuden a mejorar.
Y es que lo que hacemos con nuestro tiempo, con nosotros mismos, con la gente que nos rodea y con nuestras actitudes durante el invierno, determinará cómo será nuestra primavera.
Porque sí, después de la tormenta siempre llega la calma, y el después del invierno llega la primavera. Los tiempos difíciles dan paso a un espacio donde surgen las oportunidades.
PRIMAVERA, el tiempo de las oportunidades y de la acción.
La oscuridad de la noche da paso a la luz del día. Si estás pasando por una etapa de invierno, por un momento de oscuridad, recuerda que el punto más oscuro de la noche se produce justo antes de que amanezca. Porque sí, un día saldrá el sol y se abrirá una ventana a la oportunidad. Y debes estar preparado. Debes aprovecharla.
La primavera es la época de renacer, representa el cambio, es ese momento en el que la vida resurge en todo su esplendor, las flores aparecen con su colorido, los días se alargan, se vuelven más luminosos.
La primavera, además, es el momento de sembrar. Es el momento de aplicar lo aprendido durante el invierno, es una época de tomar acción, sin perder el tiempo pensando en malas cosechas de años anteriores.
La primavera se presenta en nuestra vida como la oportunidad de atrevernos a entablar conversación con esa persona que te puede ayudar, de tener el valor para dar el paso y atreverte a luchar por tus sueños. En la vida, la primavera surge de forma ocasional y , a menudo, nos pilla desprevenidos, lamentándonos del duro invierno o adormecidos, embriagados por su belleza, dejando pasar la oportunidad de plantar nuestras semillas en un campo fértil.
A menudo nuestra tierra está plagada de rocas y malas hierbas, en forma de dudas, miedos o malos consejos. Si quieres sacar un mayor partido a tu primavera, debes apartar todo esto de tu vida. Debes escuchar a los que tienen cosechas provechosas, a aquellos que sacan el mayor partido a cada estación.
Y es que probablemente te vas a encontrar con gente que te dice que no vale la pena, que no te esfuerces, que ese campo no es fértil o simplemente que disfrutes de ese momento…Si quieres recoger una buena cosecha en otoño debes alejarte de estos consejos porque esas personas que deciden relajarse y disfrutar cuando toca plantar la semilla, cuando toca esforzarse, van a encontrarse con un otoño estéril y su invierno será muy duro.
Pero tú no, tú quieres recoger una buena cosecha cuando llegue tu otoño, por eso debes aprovechar esta estación para hacer lo que toca
Y es que la primavera es una época favorable para aquellos que se esfuerzan, que dan un paso cada día, que hacen lo que toca, que no se quedan esperando o lamentándose.
Mientras que esa misma primavera castiga a quienes se quedan sentados, o que sólo hacen el esfuerzo a medias. Algunos trabajarán lo justo, encontrarán excusas para no dar lo máximo, encontrarán motivos para no sembrar con todo su potencial: que si el cansancio, la falta de tiempo, la falta de conocimientos..
Y otros simplemente ni lo intentarán, pensarán que este no es su momento, que otra oportunidad llegará a su puerta y se relajarán, se dormirán en esos maravillosos campos de flores.
Pero tú no, tú eres un impulsor o una impulsora. Escoge tomar acción y no dormirte, dejando escapar esa oportunidad de una vida mejor. Escoge la prosperidad y no la escasez. Escoge el elogio y no la crítica. Escoge el agradecimiento y no la queja. Escoge, en definitiva, convertirte en esa persona con la que te gustaría encontrarte.
Y piensa que vas a recoger lo que siembras. Ya lo dice el refrán “quien siembra vientos, recoge tempestades”. Haz tu parte y confía. Confía en ti y en el proceso. Fíjate en el proceso que han seguido otros que han logrado buenas cosechas. E imítalo, trata de conseguir lo mismo.
Nadie te asegura que tú lo conseguirás, es cierto. A veces en nuestra vida aparecen tormentas que arruinan nuestras cosechas y anulan todos nuestros esfuerzos, pero no hacer ningún esfuerzo durante la primavera lo único que nos asegurará es un otoño sin resultados y un duro invierno.
La primavera es la promesa de recogerás lo mismo que siembras. Es el momento de ser disciplinado, de hacer las cosas difíciles hoy para tener una vida más fácil mañana. Y es que podemos pagar hoy el precio de la disciplina o pagar mañana el precio del arrepentimiento. Y la diferencia es que la disciplina pesa gramos, mientras que el arrepentimiento pesa toneladas.
Y recuerda que la primavera también es una oportunidad que se presenta cada día ante nosotros, la oportunidad de escuchar a la persona que tienes al lado, la oportunidad de decirle cuanto le quieres, la oportunidad de regalar una sonrisa y una palabra agradable, la oportunidad de escapar a la tentación de la crítica y el rencor, la oportunidad de quererte y apreciarte, de no juzgarte, la oportunidad de apagar la televisión y jugar con tus hijos, de dejar el móvil a un lado y entablar una conversación familiar o simplemente la oportunidad de disfrutar de ese momento en silencio.
Estamos rodeados de oportunidades, aparecen y desaparecen continuamente. Si estamos atentos y las aprovechamos nos dejarán bonitos recuerdos, mientras que si nos pillan demasiado ocupados darán paso al arrepentimiento.
VERANO, el momento de creación.
Y la primavera se acaba y da paso al verano, pero el fin de la primavera no es el fin del esfuerzo.
La primavera es el momento de creación, pero el verano es el tiempo para que esa creación se desarrolle y coja la fuerza que necesita para traer resultados en otoño.
El verano es el momento de nutrir nuestra semilla, es el momento de cuidar y defender nuestro cultivo.
Alcanzar el éxito a menudo no es algo fácil. Tampoco es fácil para nuestra semilla convertirse en una planta. No es fácil desplazar toda la tierra que le cubre, hacerse un hueco entre las piedras que aparecen en su camino y recoger todos los nutrientes que le hacen falta para salir a la luz. Pero ¿qué hace esa semilla? ¿Se detiene? ¿Se queja? No, sigue su proceso.
Pues lo mismo pasa en nuestra vida. El progreso, el éxito y la felicidad requieren de un esfuerzo constante, requiere superar los obstáculos y las adversidades que se presenten en el camino. Porque sí, a menudo, tras un obstáculo se encuentra otro mayor. Y es que, en ocasiones, la vida nos empuja hacia abajo, al igual que la tierra presiona nuestra semilla. ¿Y qué pasa si tu actitud ante esta presión es quejarte o lamentarte? Que sumas un peso aún mayor a esa presión.
Durante el verano los insectos y la maleza tratarán de atacar nuestro cultivo. Son los obstáculos que surgen para ponernos a prueba, para saber si realmente somos merecedores de esa cosecha productiva.
Entender este proceso nos ayudará a seguir porque la maleza de la vida tratará de convertir nuestra confianza en duda, el ansia en desgana y la paciencia en impaciencia. Y la forma de retirar esta maleza de nuestro camino es mediante una acción constante, confianza en nosotros mismos y manteniendo un actitud correcta.
La naturaleza nos indica que para cada siembra hay una cosecha. Pero esto únicamente sucederá cuando somos capaces de seguir un proceso, que es casi infalible. Este proceso consiste en hacer un esfuerzo inicial, el esfuerzo de sembrar, aprovechando el momento adecuado.
Este esfuerzo debe venir seguido de la confianza, por no dejar de creer que esa semilla brotará, a pesar de que no somos capaces de verlo y, sobre todo, de mantener la paciencia y dar el tiempo necesario para que lo haga. Si tratamos de sacar el fruto antes de tiempo, perderemos la cosecha.
Debes aprender que las adversidades se presentarán, al igual que surge la maleza y los insectos. Y estas adversidades te harán crecer, te harán más fuerte. Y es que incluso esas adversidades tiene un propósito en la vida. Dale tiempo y lo descubrirás. Solo necesitas coger distancia para entenderlo y tener el enfoque adecuado.
Entiende que tu actual cosecha, es decir, tu vida presente no es más que el fruto de las semillas que has sembrado en el pasado. Nuestras circunstancias actuales, es decir, nuestro trabajo, nuestra situación familiar y financiera, nuestro estilo de vida es el resultado de nuestras acciones y actitudes en el pasado.
Y si queremos cambiar nuestras circunstancias debemos cambiar la causa de esas circunstancias, que somos nosotros mismos. Debemos cambiar nuestros hábitos, actitudes e incluso es posible que nuestro trabajo, círculo de amigos o el lugar en el que vivimos.
No es posible controlar lo que está fuera de nosotros. No es posible evitar que surjan las dificultades. Lo único que puedes controlar y lo que de verdad marcará la diferencia en los frutos que recojas es tu respuesta ante las dificultades. Por tanto, tu prioridad debe ser trabajar ante todo en tu desarrollo personal. Esa es la mejor manera que yo conozco de sembrar un futuro mejor.
Piensa que tu cosecha está ahí, detrás de todo este esfuerzo, planta tu semilla, ten confianza, mantén la acción y no te detengas, tu sigue incluso cuando surjan los obstáculos porque en algún punto se encuentra una vida mejor, esa vida que has venido a vivir, dentro de ti lo sientes, tú lo sabes, no hace falta que yo te lo diga, porque si tú no quisieses una vida mejor no estarías escuchando este podcast. Solo necesitas tomar una decisión mental, es lo que te separa de esa vida.
EL OTOÑO, el momento de recoger la cosecha.
El otoño es el momento de recoger la cosecha. Y esta cosecha solo será buena si has sembrado en primavera y has protegido tus cultivos frente a la maleza y los insectos durante el verano.
El otoño nos pondrá en nuestro sitio, actuará como un juez imparcial que dictaminará si hemos hecho lo necesario para recoger una buena cosecha o si nuestro esfuerzo ha sido insuficiente.
Si nuestra cosecha no ha sido abundante, si llega el otoño y no recogemos la cosecha que nos gustaría, no tenemos más que echar la vista atrás y analizar la dimensión de nuestro esfuerzo. Si nuestro esfuerzo fue promedio nuestro resultados serán promedios, pero si lo que queremos es recoger una cosecha masiva así deberán ser nuestro esfuerzo, masivo.
A menudo el otoño es la época de las excusas de los que no tomaron ventaja durante la primavera y no cuidaron sus cultivos en verano. La excusa que pongamos puede ser que la tierra escogida no era fértil, que una plaga nos azotó o que había demasiadas rocas. Da igual. El único responsable de tu cosecha eres tú.
Pensar que las buenas cosechas de los demás solo son fruto solo de la suerte va a limitar nuestros resultados.
Recuerda, debemos tener siempre presente que vamos a recoger lo que sembramos. Esta es una ley de la naturaleza que no falla. Tanto nuestros pensamientos como nuestras acciones son los que determinan el resultado, es decir, la vida que nosotros creamos.
Si no tienes el estilo de vida que realmente quieres, si no tienes la situación económica que te gustaría, si tu salud se resiente, si encuentras que te pasas el día en el lugar equivocado o con la gente equivocada, vamos, si tu vida no es la que habías pensado y la que te gustaría vivir, tal vez debas aceptar que la tierra que estás cultivando no es la adecuada.
Tal vez haya llegado el momento de asumir el precio del cambio a un campo más fértil porque si bien es cierto que existe una gran dificultad para cambiar de tierra, con el paso del tiempo esta dificultad resultará insignificante comparada con la gran dificultad que viene de no cambiar.
No hay nada más alentador que una cosecha abundante; y nada más desmotivador que un campo desierto en el otoño.
El otoño nos indicará cómo será nuestro próximo invierno. Porque el invierno de nuevo llegará. Pero si has hecho bien tu trabajo durante la pasada primavera y has mantenido la acción en verano, tu invierno se convertirá en una estación de oportunidad, será el momento de disfrutar y compartir los regalos de la vida con las personas que quieres.
Es posible que ahora mismo sientas que estás pasando un invierno duro, que sientas que todo se pone en contra, que no encuentras aliento.
Es posible que pienses que este invierno no se acabará más, que se está haciendo demasiado largo pero sí, el invierno llegará a su fin y aparecerá la primavera con sus oportunidades.
Es necesario que esperes, no podemos pedirle a la naturaleza que actúe a nuestro antojo. Todo tiene su tiempo. Y cuando llegue ese momento no lo desaproveches, no pierdas la oportunidad porque no hay mejor oportunidad que el momento presente.Recuerda que la primavera, de alguna manera, se presenta cada día en nuestra vida. Atrapa ese momento en cuanto lo encuentres y empieza a darle forma para crear una vida mejor.
Virginia
Buenas noches, por casualidad me he encontrado con este post, que me llega en un momento especial de mi vida.
Gracias y me servirá muchísimo.
Un saludo
Dayana soteldo
Me encanto las 4 estaciones de la vida , creo que es la realidad