¿Te sientes cansado o sin energía ? ¿Sientes que no tienes el dinero para llevar el estilo de vida que te gustaría? ¿Te sientas culpable por no dedicar tiempo a tu familia? ¿No tienes tiempo para cuidarte y hacer esas cosas que te hacen sentir bien?
Si te sientes identificado con alguna de estas situaciones déjame decirte que lo que tú tienes es un problema de equilibrio.
Y esto es lo que me ha pasado a mí durante los últimos meses. Por eso, he decidido retomar mi equilibrio. En este episodio te voy a contar cómo lo voy a hacer. Así que, si sientes que el caos domina tu vida te animo a que me acompañes.
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A medida que trato con más gente me doy cuenta de que en el fondo todos queremos lo mismo: ser felices.
Parece que no existe una fórmula de la felicidad que sea común a todo el mundo. Al menos, si existe yo no la he encontrado.
Pero de lo que sí me dado cuenta es de que si algo nos aleja la de la felicidad es la falta de equilibrio en nuestra vida.
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¿Cómo saber cuando falta el equilibrio en nuestra vida?
Cuando falla el equilibrio nuestra vida uno de los síntomas que se repiten continuamente es una cierta sensación de caos o frustración, desde sentirnos cansados, algún problema de salud, problemas financieros, laborales o incluso problemas en las relaciones personales.
Y es porque el equilibrio está en nuestra propia naturaleza. Los procesos naturales siempre están buscando el equilibrio ¿Nunca te has fijado?
¿Nunca te ha pasado que has calentado demasiado el café y para bajar la temperatura añades leche fría? ¿Y por qué ocurre esto? El café caliente cede parte de su tempeartra a la leche fría y su temperatura se equilibra. ¿Y qué pasa cuando lanza una piedra en un lagop? Las ondas de agua comienzan a moverse desde donde la piedra golpea el agua, pero con el tiempo el agua vuelve a la calma, retoma su equilibrio. Es más, ¿Alguna vez te has preguntado por que la población mundial se reparte aproximandamente entre 50% de mujeres y 50% de hombres? Sí, la naturaleza siempre está buscando el equilibrio.
Cuándo siento que algo falla y busco una solución, trato de volver al punto más esencial, trato de encontrar la respuesta en nuestra esencia. Y nuestra esencia es natural, al igual que cualquier proceso de la naturaleza. Por eso, sé que nuestra esencia es estar en equilibrio y, por tanto, la falta de equilibrio nos genera insatisfacción y frustración. ¿No te parece obvio?
Por tanto, si queremos alcanzar una sensación que se acerque a la felicidad, llamémosle serenidad, si queremos volver a la calma al igual que lo hace el agua del lago después de recibir una pedadra, lo que debemos hacer es tratar de buscar el equilibrio en nuestra vida.
Y esto que parece tan fácil para la naturaleza se presenta un tanto complicado para nosotros. No hay más que mirar a nuestro alrededor.
Te propongo que hagas este ejercicio de observación.
¿Cómo está la mayor parte de la gente que te rodea? Si lo haces, tal vez te des cuenta, al igual que lo he hecho yo, de que la gente no es feliz o no se siente en paz porque realmente no tienen equilibrio en su vida. Si tienen dinero, por ejemplo, tal vez no tengan tiempo.
O es posible que tenga ambas cosas tiempo y dinero, pero tal vez no tienen un desarrollo espiritual, o les falla la salud, o no tienen unas relaciones personales sanas o no contribuyen con los demás.
El equilibrio de cada una de las áreas de nuestra vida resulta fundamental para alcanzar una sensación de serenidad y acercarnos a esa felcidad que todos buscamos. Y es que está en nuestra propia naturaleza como hemos visto antes.
¿Por qué te hablo de esto en este preciso momento?
Ya te he dicho en el episodio anterior, en el episodio 30, que, en parte, yo creo cada uno de estos episodios para encontrar las respuestas a situaciones o barreras que me voy encontrando en este camino.
Si sigues el podcast desde hace tiempo o me sigues en las redes sociales sabrás que durante el mes de junio he estado prácticamente desaparecida. Todo comenzó con un problema físico que me impidió trabajar durante una semana. Una fuerte contractura en la zona cervical que me produjo mucho dolor, mareos y malestar.
Ante esta situación yo tenía dos opciones: tomar antiinflamatorios y seguir para adelante con todos mis compromisos laborales y personales o pararme y dedicar un tiempo a analizar por qué me había pasado todo esto.
Tal vez te parezca que estoy exagerando, que una contractura en realidad no es para tanto, pero más allá del dolor que fue intenso, lo que me produjo esta situación fue una gran frustración. Ahora te explico por qué…
Tú ya sabes que el piloto automático no es la forma en la que he elegido seguir mi camino. Así que, me tomé los antiinflamatorios porque no aguantaba el dolor y decidí pararme. Sí, parar todo en un momento decisivo para mi proyecto, en un momento en el que estaba a punto de dar el paso para monetizarlo, en el momento en el que el podcast había alcanzado un cierto éxito, en el momento en el que se acababa el programa de mentoring grupal en el que había invertido los últimos fondos para mi proyecto… ¿Y por qué hice esto?
Porque he aprendido que la vida tiene una forma de enviarnos mensajes y que es importante tomar conciencia de esos mensajes. Porque si no haces caso mientras son susurros es posible que acaben convirtiéndose en gritos. Y los gritos de la vida duelen. Créeme. Son una forma dolorosa de aprender y de crecer.
Por eso, decidí pararme y anaizar cómo había sido mi vida en los últimos meses y si realmente respondía a la vida que yo había decidido construir.
Yo tiendo a ser una persona muy apasionada con lo que hago y muy comprometida. Durante la primera mitad del año mi foco estuvo completamente dirigido a mi proyecto profesional, que más que un proyecto profesional es un proyecto también vital.
Como sabes yo inicie mi primer reto de 12 semanas en enero y durante tres meses seguí el plan que me había marcado pasito a pasito con el ritmo de trabajo que me permitía disfrutar del estilo de vida que yo había definido. En esos tres meses conseguí lanzar el podcast y llegar a miles de personas con mi mensaje.
Durante el segundo trimestre, decidí que tenía que comenzar a monetizar el proyecto. Y necesitaba ayuda para hacerlo de la manera más rápida. Así que, me uní al programa de mentoría grupal “Acción Masiva”. Por el nombre, ya te imaginas que resulta un programa un tanto exigente. Me encantaba. Álvaro y todos los compañeros me ayudaron mucho con grandes consejos y su apoyo.
El problema es que no era mi ritmo. ¿No se si alguna vez te ha pasado que has salido a correr con alguien que va a un ritmo mayor que el tuyo? Empiezas muy bien, pero poco a poco te vas agotando porque te estás forzando a ir a un ritmo que no es el tuyo, para el que todavía no estás preparado.
Porque chicos os voy a decir una cosa, para el éxito también hay que estar preparado. ¿O no os habéis fijado qué pasa con la gente que alcanza un éxito repentino? Que su vida muchas veces se desmonta y acaban completamente hundidos.
Porque ya hemos visto que es una cuestión de equilibrio. ¿Y cómo suceden normalmente los procesos naturales? De manera lenta y suave.
Y yo sencillamente no estaba preparada para dar esos pasos. Porque hacerlo suponía renunciar a mi equilibrio.
No estaba preparada para renunciar a pasar tiempo con mi familia, a quedarme sola en casa trabajando mientras mi marido y mis hijos salían a comer fuera, no estaba preparada para renunciar a la cañita del viernes con mis amigos, a dejar de hacer deporte, a dejar de dedicar tiempo a cuidarme…
Porque me centré solo en mi proyecto. Dejé de usar el Planificador del Cambio como debería, dejé de revisar mi hoja de ruta, abandoné casi completamente mis rutinas, apenas cumplía un 30% de mis hábitos, me empezó a costar dormirme temprano y , por tanto, levantarme temprano con energía al día siguiente.
Digamos que me centre tanto en mi proyecto profesional que mi vida se desequilibró y el detonante fue ese pequeño problema de salud. Y fue la manera en que se manifestó ese caos interno que estaba viviendo. Fue la manera en la que mi cuerpo buscaba volver al equilibrio.
Me ha llevado casi un mes analizar todo esto, encontrar los motivos y buscar soluciones. Y ahí van algunas de mis recetas
¿Qué pasos he decidido dar para recuperar el equilibrio en mi vida?
1. Pararme y escuchar mi voz interior.
De verdad, estamos demasiado desconectados de nuestra esencia natural. Hemos potenciado tanto nuestro ego, que hemos dejado de escuchar esa voz interior, llámalo intuición, energía interna…. Si algo he aprendido en este camino es que escuchar esa intuición y seguir lo que te dice es la mayor garantía de éxito que puedes tener en la vida.
Hace años tuve un problema de ansiedad, fruto de arrastrar situaciones a las que no acababa de enfrentarme. Simplemente me echaba los problemas a la espalda y continuaba porque sentía que si paraba no iba a ser capaz de volver a arrancar.
Sin duda, fue un grave error fruto de mi falta de madurez en aquel momento. Porque hay que enfrentarse a la insatisfacción y no huir de ella. Si no estás contento con tu vida, si sientes que algo no funciona, párate y analízalo porque no es una sensación con la que debes vivir, no consientas más seguir viviendo así, no es normal vivir insatisfecho ni frustrado. Eso no es lo natural. De verdad, mira a tu alrededor. Vuelve a la naturaleza. Vuelve a la esencia ¿Ves lo que te digo? ¿Ves frustración o insatisfacción en los procesos naturales? Nos hemos acostumbrado a vivir así, pero eso no es lo natural. ¿No te das cuenta de que es un mensaje que te está enviando la vida? Posiblemente ese no es tu camino, no es el camino natural para ti.
De verdad, párate y escucha lo que hay dentro de ti porque ahí encontrarás la verdadera respuesta. Empieza a vivir con consciencia.
2. Buscar tu ritmo natural.
Recuerda que la vida es una carrera de larga distancia. Podemos hacer algún que otro sprint pero es importante que busquemos un ritmo natural para avanzar. Este ritmo no será el mismo para cada persona y ni siquiera será el mismo para una persona en distintos momentos de su vida.
Es importante que busques un ritmo natural con el que te sientas cómodo y no te preocupes si no avanzas todo lo rápido que te gustaría. Recuerda el poder que tiene el efecto compuesto de esas pequeñas acciones diarias que llevamos a cabo. En realidad se trata de aguantar por eso es más importante centrarse en los pequeños cambios que en las grandes transformaciones porque serán más sostenibles a lo largo de nuestra vida.
3. No te obsesiones con el control.
Y te lo dice una controladora nata. Ya sabes que yo creo que es importante tener claro hacia donde nos gustaría dirigir nuestra vida, marcar un objetivo y trazar un plan de acción. Pero no es positivo o al menos para mí no lo ha sido querer tener el control sobre los resultados.
En mí misma he comprobado que me da mejores resultados hacer algo y dejarlo fluir, hacer lo necesario para que algo suceda, tener fé y confianza en que llegará, pero desapegarte del resultado. Tarde o temprano llegará, pero tú no puedes tener el control sobre como y cuándo lo hará. Querer forzar las situaciones, al menos para mí, nunca ha sido positivo. Es mejor que fluyan de manera natural.
¿quiere decir esto que yo te aconsejo que te quedes en cama esperando resultados? Me imagino que ya sabes que no es esto, sino que simplemente hagas lo que creas que debes hacer para conseguir lo que quieres y estés tranquilo sintiendo como llega a tu vida de una forma natural y fluida.
Además, ese resultado que estás buscando llegará cuando tú estés preparado, cuando sea el momento oportuno para ti.
4. Los hábitos, tus grandes aliados.
Llegados a este punto yo me he cuestionado ¿cómo es posible que haya tenido un primer trimestre del año en el que me sentía tan bien y un segundo trimestre en el que me sentí tan abrumada?
Pues simplemente porque no he seguido mi propio plan. Si ya tienes el planificador del cambio tú sabes que yo propongo un ejercicio que te ayude a valorar sobre qué área de tu vida debes marcar tu objetivo y un plan de acción.
El problema cuando te enfocas solo en un área de tu vida es que tendemos a desequilibrarnos. Solemos centrarnos solo en ese área y olvidarnos de todo lo demás.
Pero, por otra parte, yo sé por mi experiencia que marcar un plan de acción sobre varias áreas de nuestra vida es un error porque tendemos a desenfocarnos e incluso a abrumarnos con tanto cambio. Por eso, propongo empezar por una sola área que sirva de impulso a las demás.
¿Entonces cuál es la solución? Nuestros hábitos. Ya sabes que yo he ido incorporando a mi rutina diaria distintos hábitos que afectan a cada una de las áreas de mi vida.
Pero en el segundo trimestre poco a poco fui abandonando alguno de estos hábitos porque quería tener resultados y quería dedicar más tiempo a mi proyecto.
Ya apenas hacía deporte porque me dolía el brazo y no tenía tiempo ni de ir al fisio, las meditaciones eran cada vez menos frecuentes, no usaba mi hoja de ruta ni hacía mis ejercicios de visualización e incluso apenas he leído en estos meses . Eso fue un gran error.
Por un lado, llegué a la situación que te he contado, de malestar físico. Y, por otro lado, mi tiempo de trabajo empezó a ser menos productivo porque, al contrario de lo que pensamos, hacer todas estas cosas no supone una pérdida de tiempo, sino que nos ayudan a vivir mejor, a vivir en equilibrio.
Así que, si estás utilizando El Planificador del Cambio, te sugiero que trates de marcar un hábito por cada área de tu vida para lograr un mayor equilibrio. Empieza por uno sencillo y poco a poco vete incorporando otros hábitos. Si lo haces, si los vas incorporando poco a poco y los mantienes lograrás estar en equilibrio y sentir que tu vida fluye de una forma más natural.
Te lo garantizo porque yo he estado en ambos lados y la diferencia es notable.
5. No renuncies a lo que te hace sentir bien.
Vivimos en u n mundo muy exigente, donde los resultados parecen estar por encima de todo. Sobre todo si estás emprendiendo, estarás harto de escuchar frases como “cuanto mayor es el esfuerzo, mayor es la gloria” o “el tamaño de tu éxito será el tamaño de tu esfuerzo”.
Claro, y con estas creencias a ver quién es el guapo que piensa en disfrutar . Parece que debes elegir o éxito o sentir bien. Porque créeme yo he llegado a relacionar en mi vida que el sacrificio y el esfuerzo era sinónimo de éxito. ¿Y sabes qué pasa? Que la gente que alcanza el éxito, o al menos el tipo de éxito que yo quiero, lo hace disfrutando del camino y con total fluidez. Trabajando sí, buscando la excelencia sí, pero de una manera inteligente y sostenida.
Por eso, es importante que identifiques cada día una cosa que te haga sentir bien y la hagas. Cada uno de los días de tu vida debe contener, al menos, una pequeña píldora que te haga sentir bien. Puede ser un café con una amiga, un paseo por el parque, un masaje relajante, tomar el sol, jugar con tus hijos… Debes tratar de buscar cosas que te hagan sentir bien y hacerlas cada día por dos motivos.
Por un lado, para tratar de equilibrar tu mundo interior, porque si tu mundo exterior es un caos, ten por seguro que eso viene de tu mundo interior, porque lo de fuera es un reflejo de lo de dentro. Es importante que trabajes las sensaciones positivas y poco a poco verás como eso se refleja en tu mundo exterior.
Otro motivo por el que debes buscar momentos de disfrute en tu vida cada día es porque, como te decía, yo no conozco la fórmula de la felicidad, ahora sí, lo que tengo claro es que la felicidad no se encuentra en la meta, sino que está en el camino, así que empecemos a disfrutar del viaje.
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